Frank Black - Honeycomb

De todos los discos que me han regalado sin yo sugerir banda, este es el que más me ha gustado con el paso del tiempo, cosa que agradeceré a mis colegas más de lo que creen. Me da que ellos lo vieron y dijeron "coño, el de los pixies, acierto seguro". Y la verdad es que de toda su trayectoria en solitario me gustó algo del primero, el kilométrico "Teenager of the year" (que se lo compré original a un conocido por 500 pelas, sin libreto, eso sí) y algún arranque del irregular "The cult of ray" (que circuló a 2 o 3 euros, cayendo en las manos de muchos de mis amigos también), pero de toda su etapa con catholics pues... no. Y por aquel entonces llevaba ya unos cuantos con ellos, así que de primeras lo recibí algo escéptico, a pesar de ver que venía firmado en solitario.

El caso es que simplemente empezó a sonar, con ese rollo reposado y aire acústico, sin grititos de perra, sin haberse vuelto loco buscando un Joey Santiago como en sus discos más "post-pixies", sencillamente con un buen puñado de canciones arropadas por grandes, enormes, músicos de country y blues, que son bastante más fáciles de encontrar que un Joey, aparte de que un tipo como él se puede permitir los lujos que quiera a estas alturas, y dispuesto a dar una lección de humildad y saber hacer a otras "viejas nuevas glorias" que tratan de reinventarse sin que se les vean el plumero de sus etapas anteriores, pecado que el bueno de Frank ya había cometido antes, y que hasta mi admirado Stephen Malkmus, por ejemplo, se empeña en repetir.

Y es que aquí parecía pelársela bastante al que ahora firma como Black Francis, y temas tan redondos y bellos como "Selky bride", que abre el disco; la que le da título (una joya, para mi gusto) o la que lo cierra, ese regalo llamado "Sing for joy", además de la tranquilidad de "Violet" o los reprises de "My life is in storage" y "Velvet nightmare", con punteos de guitarra de esos que uno acaba medio aprendiéndose de memoria...

En definitiva, buen folk, blues, country, con los suficientes toques de piano, xilófono, armónica y colaboraciones como para hacer olvidar la monotonía en la que caen a veces este tipo de discos con tanta "raíz" yanqui. Un 8 bien redondo para este "Honeycomb", coño.

Ya que está difícil de encontrar, como muestra dejo su curioso segundo disco, aunque no tenga nada que ver con "Honeycomb".

Frank Black – Teenager of the Year