
Para empezar, una pequeña recomendación: comenzar este "Candela"
por la segunda canción y dejar la primera para el final, o mejor aún, meterla
hacia la mitad, para respetar ese magnífico cierre que es "Warm hard in
Narnia". Y es que el segundo corte, "Currents", ya te pone en
situación: este cabrón de Adam Pierce lo ha vuelto a hacer. Siempre tengo la
sensación de que nada de lo que haga superará mi querido "Ben-vinda
vontade", pero es que a veces frustra la capacidad de este tipo para moverse
entre la suciedad de unas guitarras eléctricas al más puro estilo shoegaze,
mezclado con guitarras españolas por todas partes, punteos medio africanos, más
el toque jazzero de esos complejos ritmos y el aire latino (en el mejor de los
sentidos, por Dios!) que aquí también tiene su parte de protagonismo. Yo qué
sé, yo sólo escucho discos e intento transmitiros lo que me gusta de ellos, no
tengo tanta cultura musical como para saber de dónde vienen toda esa cantidad
de influencias, ni si los defino con la fidelidad que merecen, pero lo que sí
tengo son unos oídos bien abiertos para saber disfrutar de ellas (las
influencia) y ellos (los discos de este cabrón). Si le llamo cabrón muchas
veces es con cariño, pero hay una parte de mí que, como músico, se frustra
muchísimo escuchando los trabajos de esta gentuza tan talentosa. Pero ese es
otro tema que trataré en mi próximo blog de mierda: "Mi paraguas
envidioso". Esa envidia no es sólo en cuanto a técnica, que también, en lo
emocional, Mice Parade me han dado grandes alegrías. Sin ir más lejos, el
sorpresón que me llevé al escuchar una de mis canciones favoritas de
Lemonheads,
"Mallo
Cup", versionada con maestría en el disco anterior. Ahí me ganó
definitivamente para los restos.
En fin, que Adam Pierce puede hacer lo que le salga del rabo, porque es un
cabrón (¿lo he dicho ya?) y casi todo lo hace bien. Cierto que en la canción
homónima y en el rollo salsero de "Las gentes interesantes" hay
momentos en que me chirría un poco, pero es tanto lo que que hay bueno a
cambio, que se trata sólo de un mal breve y menor. Prefiero "The river has
a tide" o "Pretending", donde se le ve absolutamente en su
salsa, con las omnipresentes y preciosas voces de la cantante de múm, o esa
extrañeza que me tiene encandilado llamada "The Chill House", donde
aparecen toques electrónicos (¿influencia de su compinche de múm quizá?) y unas
arritmias o destiempos o como quieras llamarlo, que me vuelven loco. Y no sólo
en esa, también en la instrumental "Look see dream me" se perciben
toques electrónicos (más lineales, eso sí) que desengrasan mucho el disco en
general, ya que tanta percusión, tanto ritmo raro y tanta exhibición de técnica
a veces satura. Cerca del final, otra preciosidad titulada "Contessa"
y el broche perfecto que mencionaba al principio, "Warm hard in
Narnia" (título con guiño a su canción del Ben-Vinda Vontade, "Warm
hand in Farmland"), donde lejos de los alambicados ritmos y arpegios de
guitarra imposibles que mencionaba antes, firma una preciosidad de pop ruidoso
llena de sencillez y contención, que sólo al final explota del todo y como debe
ser, dejando un gran sabor de boca. Otra vez más, el muy talentoso cabrón.